Poema #11

La casa nos espera con su confort y sus tentáculos.

Hay un mísero recuerdo que se apiada de lo que fue.
Hay pocas luces para endulzar este cálido final, y muchas sábanas mojadas.

La distancia nos recuerda los versos regalados en el balcón,
nos embriaga de sabores que descubren otros velos,
nos despoja las caretas que pudieran ser tatuajes hechos piel.

El camino se presenta con cardos y sequía,
las lunas serán tan frías como el sol escondido en invierno,
tres o cuatro fantasías despertarán los sueños más ansiados
porque el acero no se derrite sin caricias, así nomás.

Entonces vuelven a soltarse las amarras,
aquellas pálidas sonrisas guardadas en bolsas con suspiros,
donde las naves pueden trasnochar sin miramientos ni miserias fantasmas.

En ese foco de matices que le dan vida a la orquesta de mis deseos,
el esperma danza al filo de la cornisa para volar de aquí.

¿Quién se quiere ensombrecer en un estático lugar?


Poema #26

Un amor está cruzando los aires hacia mi corazón.

No es que esté llegando a mi puerta.
No es que esté atrapándome con su canción.

Hay noches en las que convertimos la calabaza en carruaje para escapar.
Hay instantes en los que la campanada anuncia el fin de los tiempos.
Pero hay un fuego eterno cuando las llamas nos abrazan y encuentro otros ojos para hacerlo.

Como un pasajero en trance atravieso las nubes hacia su soledad
-no esconde las pasiones que hace un rato me regaló-,
me puede derretir como un helado en el medio de Atacama,
pero sus manos caen como la nieve que endulza la cumbre.

El avión sube y me quedo hasta verlo girar hacia el infinito.
Después, él volverá a escuchar mi voz en el silencio de su corazón.
Después, yo sentiré su vibra cuando empiece a soñar.

Ahora, las luciérnagas ya curiosean mis balcones.
Ahora, las vertientes quieren arrastrar las piedras al lago de tu cielo.


Mi amor se va cruzando las alturas, pero tiene la llave de este corazón.